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Algunas reflexiones sobre la Navidad


Navidad


Se acerca la fecha de la Navidad, en donde todo el mundo festeja el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, encarnación del Divino Amor, la compasión divina caminando sobre la Tierra. Aunque en la Biblia no se menciona la fecha exacta del nacimiento de Jesucristo, el evangelio de San Lucas menciona el decreto del emperador romano Augusto, ordenando el famoso censo del que todos conocemos. Todos debían volver a sus ciudades de origen a censarse. San Lucas cita en el capítulo 2 de su evangelio que en esa época “habían pastores que cuidaban a sus rebaños durante la noche”, cosa que es muy común hasta nuestros días… pero no en la época del invierno en el hemisferio norte. Las pasturas son de la época de primavera y verano. En esta época se les presenta un ángel y les anuncia el nacimiento de un salvador.


En esta época invernal, y más por aquellos tiempos donde no se hablaba del calentamiento global ni se sentía su impacto, durante el invierno los pastores se guarecían a la noche a causa del riguroso frío. El día en el que estoy escribiendo este artículo (sábado 18 de diciembre), revisando el clima de Bethlehem, veo que las mínimas para esta época llegan a los 6 - 7°C. Muchos estudiosos e historiadores a lo largo del tiempo han ubicado el nacimiento de Jesucristo en la época de primavera o verano del hemisferio norte.


Cambio de fecha


Es una práctica normal en las culturas antiguas, incluso en la cultura espiritual que sigo desde la niñez, que es la tradición Gaudiya Sampradaya, no festejar el nacimiento de los acharyas o grandes maestros, sino su fallecimiento, que es cuando llegan al pináculo de su manifestación divina. Esto es conocido como tirobhava o cese de la manifestación física, donde estas grandes personalidades abandonan su envoltorio físico. Para los antiguos cristianos parece que esta práctica era común, festejando la Pascua, ya que también habla de la resurrección de Cristo. Jesús, el hombre y Cristo, el “ungido”, Dios manifestado en la Tierra. Este es el centro de la fe cristiana. De esta manera la fecha exacta del nacimiento de Jesucristo pasó a segundo plano.


La historia nos cuenta que el Papa Julio I (337 – 352) fue quien cambió la fecha del nacimiento de Jesucristo, para hacerla coincidir (o para hacer desaparecer) la fiesta romana de natalis sol invicti, o la “fiesta del sol invicto”, que los romanos aún festejaban. Recordemos que esta es la época de los albores del cristianismo, cuando el imperio romano todavía existía. Los historiadores fijan la caída del imperio en el año 476, con el derrocamiento de Rómulo Augústulo. Si hay algo en lo que se destacó el imperio fue en perseguir a los primeros cristianos. El imperio comienzó a subdividirse en varias regiones, con gobernadores distintos, lo que fue llamado "tetrarquía", que dio lugar a guerras y enfrentamientos internos. De aquí surge Flavio Valerio Constantino (306 – 337) o Constantino El Grande como emperador único, y el primero en convertirse al cristianismo. Con el cristianismo teniendo un poder creciente, se comenzaron a introducir algunos de estos grandes cambios, asociándolos con la liturgia cristiana.


Las Saturnalias


Los romanos festejaban el “nacimiento del sol invicto” siguiendo los ciclos de la naturaleza. Desde esa época, comenzaban los días más luminosos y cálidos, que propiciaban las cosechas, la vida al aire libre, etc. Me imagino lo duro que debía ser el invierno por aquellas épocas, con nieve, lluvias y tempestades. Sólo recordemos lo duro que es el invierno europeo en nuestras épocas. Algunos días antes de la fiesta del sol invicto, los romanos festejaban las “Saturnalias”, que se observaban con gran pompa. Los romanos tenían a Saturno como una deidad agrícola protectora de los sembradíos. Las casas se decoraban con lámparas de aceite para propiciar a Saturno y darle la bienvenida al principio del fin del invierno. Saturno está asociado también al frío, la oscuridad, el aislamiento y la rigurosidad. El punto máximo de la celebración era el 24 de diciembre, cuando todo el mundo se encontraba con su familia para cenar, vestir ropas nuevas, celebrar, cantar, bailar y ofrecerse regalos unos a otros (esto me suena conocido) De esta manera se esperaba el amanecer del 25 de diciembre. El filósofo Marco Tulio Cicero, más conocido como Cicerón (a quien estudié en latín en la escuela secundaria) menciona en un escrito que le molestaban mucho los gritos y escándalos de sus vecinos durante las Saturnalias, y por esto huía al campo.


Escultura de las Saturnalias, Jardín Botánico de la ciudad de Buenos Aires.


El árbol de Navidad


Los escandinavos y germanos conmemoraban el día 26 de diciembre como el nacimiento de Frey, deidad nórdica del Sol y la fertilidad. Durante esta celebración, adornaban un pino alrededor del cual todos se daban cita la noche del 25, cantando y bailando, esperando el amanecer del 26. Fue San Bonifacio de Maguncia (680 – 754), evangelizador de los “paganos” germanos quien le dio al árbol llamado Yggdrasil por la cultura local, un significado cristiano.


El Papa Liberio (352 – 366) finalmente decreta el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesucristo. Las festividades continuaron, sólo que con un sentido diferente. Recordemos los cismas de la Iglesia, que con el paso del tiempo consideraron a la Navidad como un decreto de la curia católica, prohibiendo su observación a los fieles. Sólo para citar un ejemplo, los puritanos en Estados Unidos prohibieron la celebración de la Navidad en 1647. Luego de la Independencia de los EEUU, la Navidad fue considerada un resabio imperialista, por lo que la celebración cayó en desuso.


Fue recién en 1843 Charles Dickens quien en su famosa obra Christmas Carol, traducida como “Cuento de Navidad”, contando las peripecias de su personaje avaro Ebenezer Scrooge (quien nos hace recordar mucho al personaje del Sr. Burns de Los Simpsons) rescata la Navidad con sus valores de caridad, compasión y unión familiar. De todos modos, para los que lo leímos, resulta extraño que no se mencione en absoluto la figura de Jesucristo o el origen mismo de la Navidad... ¡Navidad sin Jesús!.


Papá Noel


Por último: uno de los símbolos de la Navidad es el famoso Papá Noel, Santa Claus o El Viejo Pascuero, según como lo llamen en los diferentes países. La historia cuenta que este símbolo es inspirado en San Nicolás de Bari, nacido alrededor del año 280 en una rica familia. En una época de peste, luego de perder a su familia, donó todas sus posesiones mundanas a los necesitados y se ordenó sacerdote, llegando a ser obispo. Originalmente San Nicolás nació en Mira (actual Turquía) pero cuando los musulmanes invadieron lo que es hoy Turquía, los cristianos llevaron sus reliquias en el año 1087 a Bari, Italia, donde descansan hasta hoy. Antiguamente San Nicolás fue patrono de la caridad, de los marineros, de los niños, etc. Con el correr de los siglos se le dio un aspecto caricaturesco, de señor barbudo, gordo, panzón, bonachón, vestido con una túnica marrón o verde oscuro, que hacía recordar a los hábitos de un sacerdote. En 1931 The Coca Cola Company (!!!) lanza una publicidad donde muestra a San Nicolás con los colores de la marca: rojo y blanco, pintado por el artista Fred Mizen. En ésta se ve al personaje bebiendo una botella de Coca Cola. De aquí en más la marca usa al personaje. Y como todo es una copia fiel del modelo estadounidense, la Navidad pasó a tener los característicos colores rojo y blanco. La transición al personaje que conocemos en nuestros días es modificada por el artista sueco Haddon Sundblom, quien por encargo de Coca Cola dibuja a un Papá Noel aún más bonachón. Se basa en la imagen de un jubilado amigo suyo llamado Lou Prentice, de quien toma sus rasgos, inmortalizando al Papá Noel que todos conocemos hasta nuestros días. Tiempo después el mismo Haddon Sundblom se caracterizó como Papá Noel hasta su fallecimiento en 1976.


¿Y JESUCRISTO?


A esta altura del partido se ha olvidado y desterrado a Jesucristo de las celebraciones navideñas. Más allá de toda la controversia, lo que verdaderamente importa son las enseñanzas de los grandes maestros, como lo fue Nuestro Señor Jesucristo. Esto me hace reflexionar un poco acerca de porqué el Islam rechaza la representación de la imagen física del Profeta Muhammad (alayhi as-salām) para evitar la especulación y comercialización de Su nombre, etc. En el medio de las “fiestas”, el clima que vivimos es de total desconcierto, estrés, consumismo, peleas callejeras debidas al consumo excesivo de alcohol y drogas… todo lo opuesto al mensaje de amor divino y unidad que tanto Jesucristo como tantos mensajeros, encarnaciones divinas y profetas han proclamado. Como forma de reflexión personal, he aprendido más sobre Jesucristo desde la literatura Vedanta y desde el sufismo, el islamismo místico, que de parte de los que se dicen seguidores de Cristo. Es por esto que en el Islam cada vez que se menciona a Jesús, se le agrega el honorífico alayhi ṣ-ṣalātu wa-s-salām “que las bendiciones y la paz sean con Él”. Y esto es lo que hago como observancia.


Conclusión


La navidad del 25 de diciembre es un hecho teñido de rencillas políticas y poder. Jesús de Nazareth no nació en esta época, y no importa. Esta época tampoco tiene relevancia en nuestro hemisferio sur, ya que comenzamos el tránsito lento hacia la época de frío, de oscuridad simbólica, donde los días son de a poco más cortos, por segundos cada día. La época de regocijo para el hemisferio sur debería ser en junio, cuando los días comienzan a ser de a poco más largos y cálidos. También, desde el punto de vista del Jyotish, se celebra la Navidad en el punto más oscuro, o sea la medianoche, lo que es inauspicioso. Esto se rige por el día civil, (de medianoche a medianoche siguiente) pero no con el vara o día védico, que coincide con la salida del Sol. Las civilizaciones antiguas siempre le han dado la bienvenida al Sol, y es por eso que el día comienza un poco antes del amanecer, cuando sattva o la modalidad de la pureza reina en una atmósfera apacible. La medianoche es el período de tamas, u oscuridad, por lo que se la considera inauspiciosa para eventos importantes. De última uno debería festejar dando la bienvenida a los rayos de luz del nuevo día.


No importa cuándo haya nacido Jesucristo, importa Su mensaje, que es el mismo que el de todos los profetas, santos y sabios de todas las religiones. Estas personalidades no entendían de “religiones organizadas” sino de espiritualidad práctica. La verdadera Navidad es cuando la conciencia del Ser, el conocimiento y la devoción empiezan a despertar dentro de cada individuo. La divinidad, que duerme dentro de todos nosotros, se manifiesta. La Vedanta nos enseña que Dios no es un viejo loco, iracundo y barbudo que vive en una nube, sino que es nuestra propia esencia. En el Bhagavad Gita (15.14) se declara que Dios vive dentro del fuego de la digestión que anima a cada ser, proveyendo sustento, la vida misma. En el Bhagavad Gita 15.15 se afirma que “de Mí provienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido. Es a Mí a quien hay que conocer a través de las escrituras…”


Ojalá este artículo sirva para reflexionar sobre nuestra existencia verdadera.


por Rasikananda Das

- Bhakti-Shastri, Academia de Estudios Vaishnavas, Vrindavan, India.

- Curso de Jyotish con el profesor Krishna Darshan, tutor autorizado del American College of Vedic Astrology, EEUU.

- Diploma y Post Diploma en Jyotish, (Mat. 2723) - Instituto de Astrología Védica, Indore, India.




 
 
 

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